domingo, 31 de julio de 2016


NO A LOS TROMPICONES

Efectos negativos de la globalización. Sucedió con el Brexit: la gente se siente amenazada por los tratados internaciones de comercio (movilidad de capitales, servicios,  personas), sus salarios se estancan pierde expectativas de mejorar su vida...; gente que se ve desplazada, llegan inmigrantes, ocupan sus puestos de trabajo, requieren servicios públicos de salud y educación…

Esto se repite en otros países de la Unión Europea y, ¡oh sorpresa!, se ha vuelto rabia en las campaña presidencial de Estados Unidos… Y, ¡ojo!, en los dos partidos y sus bases, de forma más violenta en el Republicano, bajo tensiones soterradas en el Demócrata.

¿Qué es lo que pasa? ¿Echar para atrás los tratados de libre comercio? ¿Desandar el camino de las últimas décadas? ¿Volver al proteccionismo de los aranceles? ¿Defender con altivez la globalización porque es destrucción creativa (Sombart / Schumpeter)? ¿Despreciar a esa gente por no aceptar lo inevitable?

Desde hace décadas Gabriel Zaid ha venido insistiendo en que el mercado global no es la panacea que lo resuelve todo, que la economía de uso intensivo de capital, el progreso montado sobre el uso barato de energía fósil, el desprecio por inversiones pequeñas muy productivas, la negligencia en crear fuentes de trabajo con poco capital, la postergación de los mercados locales... que la negligencia en considerar esto provoca la crisis que se está viviendo.

Lanzo un reto a quien quiera tomarlo, especialmente a los economistas: examinen los efectos negativos de la globalización, no se queden con un slogan: innovación es destrucción creativa.

Abran un debate para buscar políticas humanas y económicas, con participación de particulares y gobiernos, para acometer con tino una crisis que afecta a millones: NO A LOS TROMPICONES.

Para abrir boca en este debate, aquí va un artículo publicado en The Guardian

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