lunes, 18 de julio de 2016



Domingo 17º durante el año (24.7.2016) Lucas 11,1-13


● Refrescante episodio evangélico. Con un breve diálogo, se nos invita a beber en una fuente que tenemos al alcance y pasamos de largo sin advertirla. «–Señor, enséñanos a orar–. «–Cuando oren digan: Padre, santificado sea tu nombre–».
● Los Evangelios dan cuenta de que Jesús vivía una intimidad excepcional con Dios. De niño rezaba a la usanza de los judíos que aprendían de memoria: «Escucha Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno», «Shemá Israel, Adonai Elohenu, Adonai Ejad». Pero Jesús llamaba a Dios «mi Padre querido», «Abbá» en arameo su lengua materna.
● En su Padre querido bebía Jesús la inspiración central de su mensaje: «Venga tu Reino», que es la manifestación desbordante de su amor a la humanidad. De esa intimidad con su Padre, Jesús recibía la fuerza y la ternura con que amaba a la gente.
● En la confianza del amor de su Padre que no lo abandonaría, Jesús enfrentó su pasión y su muerte. En la fidelidad incondicional de ese amor, Jesús depositó toda su fe en que su vida triunfaría sobre la muerte.
● En esa fuente de amor enseñó Jesús a sus discípulos que deberían beber, para recibir de su Padre el pan de cada día, el perdón de las ofensas, la fuerza de perdonar y de vencer la tentación.
● ¿Cuál es su recomendación final? «Si ustedes saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más dará mi Padre el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!».

⦁ Rembrandt: El padre y su hijo – dibujo de 1642

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