Domingo 17º
durante el año (24.7.2016) Lucas 11,1-13
● Refrescante
episodio evangélico. Con un breve diálogo, se nos invita a beber en una fuente
que tenemos al alcance y pasamos de largo sin advertirla. «–Señor, enséñanos a
orar–. «–Cuando oren digan: Padre, santificado sea tu nombre–».
● Los
Evangelios dan cuenta de que Jesús vivía una intimidad excepcional con Dios. De
niño rezaba a la usanza de los judíos que aprendían de memoria: «Escucha
Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno», «Shemá Israel, Adonai
Elohenu, Adonai Ejad». Pero Jesús llamaba a Dios «mi Padre querido», «Abbá» en
arameo su lengua materna.
● En su Padre
querido bebía Jesús la inspiración central de su mensaje: «Venga tu Reino», que
es la manifestación desbordante de su amor a la humanidad. De esa intimidad con
su Padre, Jesús recibía la fuerza y la ternura con que amaba a la gente.
● En la confianza
del amor de su Padre que no lo abandonaría, Jesús enfrentó su pasión y su
muerte. En la fidelidad incondicional de ese amor, Jesús depositó toda su fe en
que su vida triunfaría sobre la muerte.
● En esa
fuente de amor enseñó Jesús a sus discípulos que deberían beber, para recibir
de su Padre el pan de cada día, el perdón de las ofensas, la fuerza de perdonar
y de vencer la tentación.
● ¿Cuál es su
recomendación final? «Si ustedes saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto
más dará mi Padre el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!».
⦁ Rembrandt:
El padre y su hijo – dibujo de 1642
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